Bajo EléctricoElectrónica - Efectos

El MIDI para bajo o guitarra

¿Qué podemos hacer con un sistema MIDI instalado en nuestro bajo eléctrico?

Las posibilidades no son infinitas, pero sí, prácticamente innumerables.
Vamos a comentar algunas de las más habituales:
-1- Entrar datos a un ordenador, con lo cual podremos, entre otras cosas, crear una partitura en un Editor de Partituras o una pista MIDI en un Secuenciador
-2- Controlar un módulo de sonido o un sintetizador

-Entrar datos al ordenador

El cable midi debe ir enchufando al ordenador. Si se dispone de una tarjeta de sonido algo especializada (del tipo Audigy de Creative, Phase de Terratec, MIA de Echo, etc.), esa conexión se hará al puerto midi de la tarjeta.

Si se trata de una tarjeta estándar la conexión se hará al puerto Joystick, mediante un adaptador.
Este tipo de cable dispone de MIDI IN y OUT, y entrada al puerto de juegos de la tarjeta.

En la mayoría de casos, la tarjeta de sonido a la que se deba acceder a través del puerto de juegos, será una tarjeta genérica, sin prestaciones adecuadas para la grabación de audio de calidad. Sin embargo, en cuanto al MIDI, funcionará perfectamente.

Este tipo de conexión es cada vez menos frecuente, debido a que las últimas tarjetas de sonido integradas, no poseen puerto Joy Stick.

Si deseamos enchufarnos al ordenador, pero seguir escuchando, al tocar, los sonidos de nuestro módulo (una de las “maravillas” del midi, es su versatilidad en cuanto a conexiones), simplemente tendremos  que sacar un cable del MIDI THRU del módulo, hacia la tarjeta de sonido del ordenador. De esa forma, estaremos tocando con nuestro sonido habitual, y al mismo tiempo, enviando datos midi al ordenador.

Estas son las tres conexiones del MIDI. El funcionamiento del IN y el OUT es claro: por el IN el dispositivo recibe datos, y por el OUT los envía.

El THRU es un puerto exclusivamente de salida, que realiza una copia de lo que entra por el puerto IN, y lo envía como salida de datos. Es decir, es la conexión adecuada para usar como “puente”, ya que al no procesar la señal, crea latencia cero. La latencia es el tiempo de respuesta del módulo desde el momento en que es emitida la señal, y normalmente, aunque se mida en milisegundos, existe.

-Crear una partitura Una vez que consigamos entrar datos al ordenador, se nos habrá abierto la puerta para dos de los procesos más habituales e interesantes que nos suministran los programas midi: Editar partituras y secuenciar.
Para crear una partitura, en prácticamente cualquier editor actual de calidad aceptable, lo único que tenemos que hacer es crear un documento en blanco y comenzar a tocar, habiendo ejecutado alguno de los modos de grabación. Como si de magia se tratase, lo que vamos tocando irá apareciendo en la pantalla, y cuando acabemos, podremos hacerle las modificaciones y retoques que generalmente requiere, y guardarlo.

En la imagen vemos la ventana principal de Encore con varias de sus paletas de herramientas desplegadas, uno de los editores de partituras del mercado de buena aceptación.
También existen otros editores de partituras de muy buena calidad como Finale, Sibelius o Vivaldi Gold. Este último, está fabricado por Allegroassai, una firma italiana responsable de Amadeus y Amadeus-Opus, dos editores de partituras en castellano, de excelente calidad y aceptación, que desaparecieron del mercado hace unos años, seguramente debido a la fusión de Allegroassai con Vivaldi, pero dando esto lugar a la aparición de Vivaldi Gold, homólogo de Amadeus-Opus, y Vivaldi Plus, homólogo de Amadeus. Ambos con excelente relación calidad-precio.
El precio de un programa bueno, de estas características, oscila entre los 100 Euros de Vivaldi Gold y los 600 de Finale, una diferencia que en parte tiene que ver con las prestaciones y fiabilidad del software, y en parte con las “marcas”.

La mayoría de estos programas, aparte de la grabación en tiempo real, tienen otras opciones, que facilitan la escritura de pasajes difíciles, por ejemplo, si seleccionamos una semicorchea en la paleta de notas, y luego tocamos 4 notas, aunque sea con espacios de 5 minutos entre cada una de ellas, las 4 notas aparecerán escritas como semicorcheas. (se trata de un modo de grabación específico).

Pero lo principal a tener en cuenta es que, grabando en midi, la velocidad (el tempo) de la toma no importa, podemos grabar una parte a 40 BPM (Pulsaciones por Minuto), y reproducirlo luego a 120, y sonará exactamente con la misma afinación. Lo que hemos hecho es grabar nuestra interpretación en midi, y esta puede ser tratada bajo todos los parámetros que admite el protocolo. Puede ser transportada, cambiada de tempo, copiada, pegada, multitud de parámetros de cada nota pueden editarse individualmente (volumen, ataque, duración, ubicación, reverberación, varios efectos, etc.), y evidentemente, también podrá ser reproducida con cualquier sonido.
Todas estas posibilidades, nos llevan más al terreno de los secuenciadores que de los Editores de Partituras.
El Secuenciador es una de las herramientas básicas de la Informática Musical.
Se trata de programas especialmente diseñados para la creación de eventos musicales.
Permiten la creación de varias pistas melódicas, armónicas o rítmicas, que pueden ser tratadas, editadas y reproducidas de forma individual o simultánea.
Es decir, es un programa creado para la composición. Desde el punto de vista del bajo, siempre deberemos recurrir a un teclado cuando queramos secuenciar una progresión de acordes, realmente, aconsejo a cualquier bajista esta forma de hacerlo, ya que es más difícil tocar un voicing de teclado en el bajo, que en el teclado, aún siendo bajista (recordemos el truco de grabar más lento).

Ventana principal de Cubase SX la última versión de Cubase, de Steinberg

Los archivos midi son increíblemente livianos, un tema con todos los instrumentos y muchos controladores midi (pitch, modulation), puede pesar apenas 50Kb, mientras que el mismo tema grabado en Audio, pesaría sin duda más de 1Gb.
Sin embargo, hoy día, los ordenadores manejan el audio con una soltura considerable, y 1Gb ya no asusta a nadie, con lo que la gran diferencia en el tamaño de archivos midi con respecto a los de audio ha dejado de ser una ventaja importante para el midi.
En lo que respecta a la secuenciación midi, no debemos olvidar que, en el fondo, es un lenguaje de programación, por mucho que podamos entrar datos con un teclado, una guitarra, un bajo, o una batería (todos ellos instrumentos con capacidad para enviar datos midi), en el momento de editar esos datos, estamos programando.
Por tanto, disponemos de versatilidad total. En el Audio, por mucha capacidad de edición que tengamos, siempre partimos de una toma real, de una materia prima que podrá cambiar mucho su forma, pero que siempre mantendrá la misma esencia, en cambio en midi podemos ir haciendo, a lo largo del desarrollo de nuestra composición, innumerables cambios en una parte midi, cambios sutiles, que van tejiendo la red que une esa línea con las de los diferentes instrumentos.
Con lo que llegamos a la más importante aplicación del midi en un secuenciador: la composición.
El midi es el lenguaje informático más adecuado para la composición musical, sin desmerecer muchísimos otros métodos, pero para aquel que disponga de esa tecnología (relativamente barata), y “sintonice” con esa forma de trabajo, el midi ofrece por bajísimo precio, una orquesta completa para ir escuchando en tiempo real cómo suena nuestra composición.
Como todo lenguaje, requiere una cierta sofisticación en su uso para ser atractivo.
Los midis tienen fama de sonar mal, de ser machacones, pero eso no es culpa del protocolo midi, sino que quienes lo usan, más o menos como la televisión, que es un gran invento, y sería fantástica, si no fuera por la programación. Es decir, en ambos casos, cuando se programa mal…no hay nada que hacer.
Programar bien un midi es muy trabajoso, tedioso, como todos los lenguajes de programación, pero para aquellas personas pacientes, capaces de insistir horas sobre pequeños detalles, y percibir el cambio global que se va dando con la suma de todos ellos, es un mundo apasionante.

-Controlar un módulo o sintetizador La cantidad y variantes de módulos y sintetizadores que existe en el mercado es incontable. Similar a la informática en general, se trata de un mercado en el que constantemente están apareciendo nuevos productos, nuevos sonidos, nuevos aparatos.
Existe gente que se dedica exclusivamente a crear sonidos para módulos y sintetizadores. Se trata de un trabajo con el sonido en estado puro, bastante lejano del que hace un músico.
Para separar, aunque sea un poco a “grosso modo”, los módulos de los sintetizadores, podríamos decir que un módulo es en general aquel que dispone de varios sonidos, con cierto grado de edición (modificación) de los mismos, y normalmente con bancos de usuario que son puntos de memoria vacíos donde el usuario puede almacenar sus propios sonidos, generalmente, procedentes de la modificación de alguno existente.
Un sintetizador, en cambio, es más bien el aparato (o software) que permite “sintetizar” el sonido, es decir, convertirlo en una onda física que puede modular y tratar de múltiples maneras.
Mediante la aplicación de efectos, frecuencias, diferentes capas de sonido, y el tratamiento de las diferentes propiedades del sonido, aquellos con el adecuado conocimiento técnico, buen oído, y buen gusto, lograrán crear, partiendo de cero, un sonido completamente original.

En la “vida real”, la separación entre módulos y sintetizadores no es tan drástica, puesto que los módulos cuentan con muchas propiedades de edición (funciones propias del sintetizador) y los sintetizadores, suelen contar con una serie de bancos de sonidos predeterminados de fábrica, que permiten su utilización como módulo sin necesidad de crear los sonidos de un banco uno a uno.

Hoy en día, prácticamente cualquier dispositivo (teclado, módulo, etc) que disponga de Midi In ó Out, responderá a la norma General Midi, conocido con la sigla GM, que deben llevar todos los aparatos que cumplan la regla.

Esta norma hace referencia a la localización de los sonidos en 128 números de programa preestablecidos, de forma que si un usuario crea una secuencia y le pone al canal 2 el sonido (programa) 36 para que suene un bajo, siempre que lo reproduzca en un aparato GM en el sonido número 36 habrá un bajo. Dentro de la secuencia, deberá
haber un dato midi llamado “Program Change”, que informe al reproductor qué sonido debe poner en cada pista.
Por tanto, esta referencia no es especialmente importante para usar el módulo como generador de sonido, pero sí para secuenciar.

Una norma que vino a ampliar la GM es la GS (General System), promovida por Roland.

Las dos aportaciones principales de esta norma, cuya sigla GS deben llevar todos los aparatos que la cumplan, son dos:
1- incorporación de efectos (reverb, chorus, etc.)
2- Subdivisión de los 128 programas en bancos internos, con la finalidad de obtener nuevos sonidos.

En los módulos con esta norma, encontraremos dentro de cada programa, bancos internos con diferentes sonidos.
Así, por ejemplo, en el programa 1, que es el sonido de un piano, podremos seleccionar aún dos bancos internos que contienen los sonidos Piano1w y Piano1d.
Desde el módulo, normalmente se accede a estos sonidos de forma directa, mediante su nombre, o un número interno de identificación, pero desde el lenguaje midi, debe ser llamado mediante una combinación del Program Change, que selecciona el número de programa (1 en este caso), con el Control Change BankSel, que selecciona el banco interno dentro de ese programa.

Una forma sencilla y asequible de probar un sintetizador, es controlar con un instrumento midi algún sintetizador por software.
Reason es un soft muy adecuado para realizar esta prueba, ya que su principal prestación son los sintetizadores de que dispone.

Subtractor y Malmstrom, los dos sintetizadores de Reason.

Por razones de espacio, no entraremos en los detalles de este proceso, pero partiendo de la base de que hayamos conseguido entrar datos midi al ordenador, solo necesitaremos abrir Reason, crear un dispositivo SubTractor (sintentizador analógico) o Malmstrom (Sintetizador granular), y estaremos en condiciones de controlarlo mediante nuestro instrumento midi, es decir, podremos ir tocando y modulando el sonido con todos los parámetros de estos sintetizadores.

Rebirth es otro programa que dispone de un excelente sintetizador (en realidad son dos, pero es el mismo dispositivo repetido, el TB-303 de Roland).

Para probar un módulo hardware (físico), podemos enchufarnos vía midi a cualquier teclado, incluso los teclados “caseros” con ritmos, suelen ser General MIDI y disponer de midi IN y OUT.

Para los entusiastas del sonido, y de hilar fino en ese sentido, el trabajo con un sintetizador, puede ser apasionante. Las posibilidades creativas son absolutas, prácticamente no hay límites.
Existe aún una fuente de recursos inestimables para un grupo que, por cualquier motivo, toque sobre una secuencia midi, ya que la mayor parte de controles del sintetizador pueden trabajar en tiempo real si reciben órdenes midi, es decir, podemos procesar un sonido, mientras lo estamos utilizando, o mejor dicho, enviarle la automatización del proceso desde una secuencia midi, o una sincronización de programas.

Aunque en algunos momentos se haya vuelto complicado, esperamos con esta nota, haber mostrado algunas de las posibilidades del midi en general, y de las posibilidades que nos puede dar contar con el en nuestro instrumento.

REVISTA Bajista
SECCIÓN: Más allá del bajo eléctrico
© Cristian Grüner
* por cortesía de Ares Editorial

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