El Pedal: un recurso armónico a cargo del bajista
© Cristian Grüner
El pedal es un recurso armónico, pero un recurso de aquellos que son encomendados principalmente al bajista.
El pedal consiste en una única nota, que independientemente del ritmo, se va repitiendo sobre diferentes acordes.
Un ejemplo de pedal sencillo, sería este:
En el pedal pueden verse involucrados tantos acordes como se desee, siempre que la nota utilizada como pedal, tenga sentido sobre cada uno de ellos. Por ejemplo:
El pedal también es un recurso interesante para el walking, y de uso bastante frecuente. Consiste básicamente, en mantenernos, con el clásico ritmo de negras del swing, sobre una misma nota, cuando encontramos una serie de acordes que nos lo permiten.
Por ejemplo, en el fragmento que vemos en esta imagen, el bajo se mantiene, durante la segunda mitad del compás 2, y todo el compás 3, en una misma nota, mientras los acordes van cambiando. Aunque de corta duración, esta línea dará claramente la sensación de pedal.
Asimismo, en el pedal podemos tomar algunos riesgos armónicos, como el que sucedería si siguiésemos tocando la nota LA, en esta misma progresión, sobre un acorde más.
La “oferta” es tentadora, ya que si lo hacemos, luego podremos bajar por semitono hasta el LAb (quinta de Db7), creando de esa forma, una línea mucho más suave.
Pero el precio es que estaremos creando un acorde “extraño”, el G7/A.
Decididamente, este acorde no es un G7, ni suena como tal, ni se parece a un G7, por lo que deberemos ser conscientes que, aún cuando nos guste el efecto, estaremos haciendo una modificación importante en el cifrado.
Cuando utilizamos este recurso, es posible “colar” alguna que otra locura armónica, ya que bajo el efecto del pedal, el sentido de la progresión armónica se diluye un poco (aunque no desaparece), creando más bien la sensación de diferentes disposiciones sobre un mismo bajo.
De la misma forma en que una melodía o una progresión de acordes tienen un “climax”, que consiste generalmente en ir aumentando gradualmente la tensión hasta llegar a la máxima posible en el momento adecuado, cuando hacemos un pedal también podemos utilizar este concepto.
En la progresión que vemos a continuación, encontramos un manejo de este tipo de la tensión que produce la inversión sobre el acorde.
El primer acorde, lleva el bajo en la fundamental, con lo cual no agregamos ninguna tensión ni modificamos en absoluto la sonoridad del acorde.
El segundo acorde, un Fmaj7/C, es una inversión sencilla, que no creará ninguna sonoridad extraña, salvo el hecho de la inversión.
En cambio en el Dm7/C, ya encontramos una tensión considerable, puesto que el bajo toca la séptima del acorde. Esta inversión es de cierto riesgo, ya que modifica considerablemente la sonoridad del acorde, sin embargo, si la situación nos lo permite, podríamos utilizarla sin ningún problema.
El último acorde sí que ya ha sido modificado considerablemente por la utilización del bajo en C.
Como hemos comentado en otras ocasiones, solo podemos considerar inversión aquella en la que el bajo toca una nota del acorde diferente de la fundamental, es decir, tercera, quinta, o séptima. En este caso, la nota C no forma parte del acorde de Bbmaj7, con lo cual, no solo estamos modificando la sonoridad del acorde, sino que directamente lo estamos cambiando por otro.
Estas situaciones son más delicadas, y deberemos poner todo nuestro oído y nuestro sentido musical, para utilizarlas con buen resultado.
Por cuestiones de espacio y de temática, no profundizaremos ahora sobre el funcionamiento de los acorde híbridos (aquellos donde el bajo toca una nota diferente de la fundamental, pero que tampoco forma parte del acorde), pero sí debemos tener en cuenta que si creamos un híbrido, el acorde original es completamente modificado tanto en función tonal, como en escala y tensiones. Por tanto, mientras no conozcamos perfectamente, a nivel teórico, el funcionamiento de este tipo de acordes, podremos usarlos “de oído”, pero poniendo especial atención con ellos siempre que aparezcan.
Para darnos
una idea un poco más real de cómo puede funcionar un pedal, hemos creado una pequeña progresión de 16 compases, donde utilizamos este recurso.
Si bien podría resultar un poco excesivo el uso del pedal, tal como se hace en este ejercicio, se trata más bien de una forma de mostrar las posibilidades que tiene.
También se usan algunas inversiones.
En esta otra progresión, no hemos sugerido ninguna idea para el pedal. Con un poco de paciencia, seguramente podrás encontrar más de un sitio donde puedas aplicar un pedal de al menos dos compases.