Conseguir un buen sonido, es sin duda, uno de los trabajos más importantes que tiene que realizar un músico, y aún más en el caso del bajo que es un instrumento de difícil sonorización, y uno de los primeros en acusar las frecuentes deficiencias acústicas de los locales.
Naturalmente, debemos tener en cuenta tanto el sonido interno (que escuchamos nosotros mismos y el resto de la banda), como el que recibe el público, y para esto, debemos hablar de dos tipos de escenarios.
Escenarios pequeños: donde por lo general, el sonido del bajo NO es amplificado. Normalmente, en este tipo de escenarios, el grupo suena con su propia amplificación, y en ocasiones existe algún equipo pequeño que suele usarse para la voz, algún instrumento de viento, o para reforzar alguna parte de la batería como el bombo.
El sonido en escenarios pequeños:
En estos casos, evidentemente, el sonido del escenario es el mismo que llegará al público, y por esto, es la situación más comprometida. No podemos trabajar de forma independiente con nuestra escucha y la que recibe el público, por lo que deberemos hacer concesiones en ambos sentidos.
Tal vez una de las cosas más destacables sería tener en cuenta la proyección del sonido del bajo. Para comprobar esto, bastará con tener un cable de unos 5 metros, que nos permita escuchar a esa distancia, entonces, alejándonos del amplificador, percibiremos algo más parecido al sonido que en realidad recibirá el oyente (y solo será “parecido” y no igual, porque la presencia de gente en el recinto contribuirá un poco a absorberlo) .
Notaremos que el sonido es considerablemente más lleno que el que oímos junto al amplificador, por lo tanto, si queremos que el bajo llegue afuera definido, deberíamos sacrificar un poco de graves en nuestra escucha. Si en cambio, preferimos conseguir un sonido redondo y lleno en el escenario, lo más probable es que eso llegue afuera en forma de “bola”. (la famosa “bola” del bajo).
En otras palabras, en beneficio del oyente, deberemos sacrificar algo de cuerpo en nuestra escucha.
La posición del amplificador en escenarios pequeños:
Como hemos comentado, en un escenario pequeño donde el bajo no suele estar amplificado, el sonido que recibirá el público es el sonido directo del amplificador, por ello será necesario orientar el altavoz hacia el público, de forma que este reciba el sonido directamente.
También será importante intentar ponerlo centrado en el escenario, y lo más cerca posible de la batería, con el fin de empastar el sonido lo más posible con ella.
La posición central del amplificador ayudará a que el oyente que está directamente delante del escenario reciba el sonido del bajo por delante, y no por ninguno de los lados; al mismo tiempo, dado que la batería suele montarse en el centro del escenario, contribuirá a ensamblar el sonido con esta.
La posición del músico en un escenario pequeño:
Sigue siendo de vital importancia, en este tipo de escenarios, tener presente que compartimos la escucha con el público. Si nos ponemos justamente delante del amplificador, actuaremos como una cortina que amortiguará el sonido que recibiría el público. Sin embargo, este es el mejor sitio para escucharnos nosotros mismos.
Una posible solución es ponerse muy cerca, pero no exactamente delante del altavoz, es decir: si dejamos el amplificador a nuestra izquierda (hablando para diestros, los zurdos al revés), será la parte del mástil del instrumento la que esté más próxima, como también es frecuente que la mirada del músico se dirija hacia ese punto (el mástil), la posición nos permitirá tener la oreja orientada hacia el altavoz, sin estar directamente delante de el.
Escenarios grandes: donde el sonido del amplificador es utilizado solamente para la escucha del instrumentista, y donde normalmente habrá al menos un monitor para cada músico.
El sonido en escenarios grandes:
En esta situación, a veces por fortuna y a veces por desgracia, el sonido que llega al público no está en nuestras manos.
Si bien es cierto que el punto de partida de nuestro sonido es la señal que le damos al técnico a través del cable “line out” del amplificador, lo cierto es que el puede lograr prácticamente cualquier cosa con este sonido, es decir, podemos darle un sonido lleno y redondo y que el lo convierta en un sonido latoso, o viceversa.
Creo que en estas situaciones, lo mejor es ecualizar el amplificador a nuestro gusto, para nuestra propia escucha, (pero sin necesidad de sacrificar ninguna frecuencia, como en el caso anterior, ahora pondremos todos los graves o agudos que nos de la gana) y pedirle al técnico que se acerque a escuchar, e intente reproducir lo más fielmente posible ese sonido. Si se trata de un buen técnico, y trabaja en unas condiciones adecuadas, seguramente lo conseguirá.
En cuanto a la escucha interna, en este tipo de escenarios, el amplificador será utilizado como monitor solamente por el instrumentista, no es necesario que otros músicos lo escuchen, ya que estos dispondrán de su propio monitor, así como nosotros dispondremos de uno para escucharles a ellos.
Para no estropear el trabajo del técnico, será importante que no hagas cambios en la ecualización ni en el volumen del amplificador después de la prueba de sonido.
En cuanto al volumen, suele ser normal que una vez comenzado el concierto, el volumen general vaya subiendo. La mayoría de amplificadores suelen tener un control de “Master” (o “Ganancia”) y otro de “Volumen”. En general (aunque siempre es mejor comprobarlo), el control de Volumen no afecta a la señal de salida del amplificador (el “line out”) hacia la mesa de sonido, por lo cual podemos actuar sobre el sin cambiar los valores que recibirá el técnico.
La posición del amplificador en escenarios grandes:
Puesto que en estos escenarios el amplificador es utilizado solamente por nosotros mismos, no será necesario tener en cuenta ninguna consideración para su ubicación, que no esté directamente relacionada con esto.
Una cuestión de máxima importancia es tener en cuenta que ya no es necesario que el altavoz esté orientado hacia el público, ya que seguramente este no recibirá ni un solo watt de ese sonido.
Por tanto, sin ningún miramiento, podemos orientarlo directamente hacia nosotros.
Por ejemplo, si estamos en uno de los extremos del escenario, no habrá ningún inconveniente en colocar el amplificador a nuestro lado, mirando hacia nosotros, es la mejor posición para nuestra propia escucha, y correctamente colocado, no incidirá sobre ningún micrófono. Y esta es justamente la única cosa que debemos tener en cuenta en un escenario de este tipo: no orientar nuestro altavoz hacia ningún micrófono que pudiera recoger el sonido (normalmente, un técnico avezado ya advertiría esa situación).
Esta foto está tomada en el Festival de Jazz de de San Javier de 2004, compartiendo escenario con Michel Camilo, es decir, un escenario grande.
Mi posición erá delante de la batería, por lo que el amplificador de bajo está orientado directamente.

En la imagen siguiente, que es un poco grande para que se aprecien las dimensiones del auditorio, se puede apreciar la orientación del amplificador hacia dentro del escenario, que está siendo compartido con Michel Camilo Trío, por lo que, a la derecha del amplificador se puede apreciar la batería de Horacio “El Nego” Hernández. Nótsese que ha montado su batería con el mismo concepto expuesto aquí para el amplificador, es decir, mirando hacia dentro. De esta manera, su sonido acúsitco no es proyectado hacia el público, donde de poco serviría dadas las dimensiones del auditorio. En cambio es enfocada hacia adentro, creando un mejor sonido en el escenario
La posición del músico en un escenario grande:
Aparte de una correcta disposición de todos los músicos en el escenario, cosa que no requiere más que un poco de sentido común, lo que sí deberemos tener en cuenta es que a veces un pequeño desplazamiento puede cambiar mucho la escucha, en muchas ocasiones basta moverse medio metro para que la escucha cambie radicalmente. Esto se debe a varios factores, entre los que tenemos que tener en cuenta la direccionalidad de los monitores, y la gran cantidad de campos de sonido que se producen en el escenario debido a la presencia de muchos altavoces con diferentes orientaciones.
Y ya fuera de las consideraciones propias de cada tipo de escenario, en cualquier situación, siempre deberemos tener en cuenta el tipo de música que estemos tocando, las características particulares del local, y sobre todo, al resto de los instrumentos.
En general, deberemos controlar el volumen (consejo válido para toda la banda) siempre que:
Existan problemas de acoples en el escenario.
Estemos tocando con uno o varios instrumentos acústicos (estén o no amplificados, y entendiendo a la voz como un instrumento acústico)
Cuando exista alguna deficiencia en la amplificación o monitoraje de alguno de los instrumentos del grupo
También será necesario controlar (reducir) los graves, siempre que:
– La acústica del local tienda a resaltarlos (muy frecuente)
– Existan acoples de graves en el escenario.
Finalmente, para terminar esta serie de pequeños consejos, debemos reconocer que, sin duda, cada situación, cada grupo, cada concierto, y cada escenario tienen sus propias características, y que nunca una solución es válida para todos los casos, pero tenerlos en cuenta puede ayudarte a resolver el sonido de más de un escenario o local “difícil”.
REVISTA Bajista SECCIÓN: En Escena
© Cristian Grüner
* por cortesía de Ares Editorial