La balada es un estilo sumamente amplio, que puede abarcar varios ritmos, y que es practicado por todo tipo de grupos, desde Jazz hasta Heavy.
Naturalmente, no tendrá el mismo sonido una balada tocada por un grupo de jazz que por uno de Pop, o uno de Heavy, sin embargo, cada uno dentro de su línea estética, todos utilizarán recursos parecidos.
En una balada, puesto que el tempo es más lento, y usualmente se toca con menor intensidad, todos los instrumentistas se ven obligados a tocar de otra manera, con más espacio y menos notas, pero también con la posibilidad de introducir cosas que no irían bien en otros contextos.
Para el bajista, en concreto, la balada es una buena oportunidad para desarrollar frases más melódicas, e incluso trabajar en registros más medios o agudos.
En una balada, para un buen bajista, las posibilidades son infinitas. Al mismo tiempo, al tocar todo el grupo con menor intensidad, la balada permite el uso de técnicas que en otros contextos no se escucharían, como por ejemplo los armónicos o cierto tipo de tapping (un tapping discreto, que tenga que ver con una balada).
Puesto que las posibilidades son tan amplias, convendrá intentar sentar algunas bases que nos ayuden a saber al menos por dónde empezar.
Como en la mayoría de estilos, las notas preferidas serán las del acorde.
En números anteriores, en los que hablamos de la bossa nova, comentamos el porqué en este estilo son preferidas en el acompañamiento las quintas, luego de las fundamentales, y también explicamos porqué, en ese mismo contexto, es mejor evitar notas como las terceras.
Pues bien, en la balada, ocurre lo mismo, solo que el criterio melódico es deseable, y no algo que debamos evitar como en el acompañamiento de una bossa.
El motivo por el que en la bossa nova se utilizan principalmente fundamentales y quintas es que estas son las notas más básicas del acorde, las que tienen menos tendencia a “despegarse” del mismo, y que tienen menos sentido melódico.
Por este motivo, en la bossa, donde lo que intentamos es cumplir una función parecida a la del zurdo (un instrumento de percusión), preferimos fundamentales y quintas y evitamos las terceras. En este caso buscamos una base de tipo rítmico, percusiva, y con menos compromiso melódico.
En cambio en la balada, todas las posibilidades están abiertas, y si bien, perfectamente podemos usar una quinta, ya que en ciertas situaciones puede ser lo más adecuado, no debemos tenerles ningún miedo a otras notas del acorde, notas de paso, u otro tipo de recursos.
En la siguiente partitura tenemos una interesante progresión de acordes que pertenece a una balada de Paul McCartney, llamada “I Will”, y cuya línea de bajo comentamos en un número anterior en la sección de Jam Sessions.
En aquel número, encontrarás la línea original, para compararla con las que se te pudieran ocurrir a ti.
En la partitura vemos la línea más básica posible, que consiste en las fundamentales de los acordes:
Para dar un ejemplo de cómo se podría cambiar esta línea, hemos creado una variación, un poco más nutrida de notas. Aunque hayamos escogido esa opción, debemos tener en cuenta que, en la música, y sobre todo en un instrumento como el bajo, “más” no suele traducirse en “mejor”.
Aquí, en los compases 1 y 2, podemos ver que la línea se ha enriquecido de forma muy simple, utilizando las quintas de los acordes.
En los compases 3 y 4 tenemos una línea algo más “arriesgada”, donde la rítmica utiliza corcheas, y aparece alguna nota de paso.
Sin embargo, todo el desarrollo sigue basado en las notas del acorde.
En los compases 5 y 6 también se han utilizado notas del acorde, pero notemos como en esta ocasión, se han utilizado terceras. El motivo principal por el que se ha escogido esta nota, es por conducirse mejor hacia la nota siguiente.
Por ejemplo, en el caso del compás 5, si hubiésemos utilizado la nota SOL, como quinta de C, en lugar de la tercera MI, habríamos quedado más lejos, melódicamente hablando, del RE que vamos a tocar en el comienzo del compás 6.
El MI nos permite enlazar con el RE del compás 6 con mayor suavidad, y por eso se ha escogido.
Lo mismo sucede con el LA del compás 6, que se dirige al Sib del compás 7.
En el ejemplo que exponemos a continuación, hemos prescindido de “adornos” rítmicos para mostrar más claramente el uso de inversiones en la línea.
Como es natural, las inversiones se han utilizado con discreción, a fin de conservar el sentido de la progresión, y como suele suceder, se han utilizado no caprichosamente, sino en aquellos sitios donde la direccionalidad de la línea del bajo se ve favorecida por la inversión.
Esto se ve claramente en el paso del compás 4 al 5. Allí, luego de tocar la fundamental FA, y la séptima menor MIb, vamos a parar a RE, la tercera de Bbmaj7. Esta inversión, la que se produce cuando sobre el Bbmaj7 el bajo toca la nota RE, tiene la única justificación de ayudar a crear una línea descendente suave desde el compás anterior.
Como hemos dicho en otras ocasiones, en general, las inversiones solo se justifican cuando embellecen claramente la línea de bajo. O dicho de otra manera, puesto que el término “embellecer” puede ser subjetivo, cuando la línea del bajo obtiene alguna característica concreta, asociada con el movimiento (descendente, ascendente, por cuartas, etc.)
En las pistas de audio del CD, podréis encontrar la progresión que acabamos de comentar, y además, hemos incluido una segunda canción, en otra tonalidad, para que podáis desarrollar una línea propia.
En la partitura que presentamos, hemos indicado solamente el cifrado y las fundamentales de cada acorde en los compases de dos acordes. En los compases en los que hay un solo acorde, hemos utilizado como segunda nota la quinta o tercera, según nos fuera mejor en función de la dirección.
Al respecto de esto, debemos decir que, en general, se tiende a buscar líneas que se muevan con suavidad, es decir, aquellas donde los enlaces de acordes se producen con mayor delicadeza.
En la siguiente imagen tenemos un ejemplo de una pasaje en el que se han utilizado notas del acorde, seleccionadas de manera tal de crear una línea de bajo suave y de movimientos cortos.
En esta otra imagen, en cambio, vemos el mismo pasaje, en donde el bajo no ha sido tratado de esta manera.
Aquí observamos que los movimientos son mucho más bruscos.
Como decíamos antes, a continuación os exponemos la partitura de una segunda progresión, en la que no haremos sugerencias, a fin de que podáis experimentar libremente teniendo en cuenta todo lo que hemos comentado.
En la partitura hemos indicado una línea básica.
La Balada: recursos para el bajista
por Cristián Grüner
REVISTA Bajista
NÚMERO 8 Análisis de Estilo
© Cristian Grüner
* por cortesía de Ares Editorial