En este número hemos
hablado del gran John Patitucci, y por ese motivo, hemos escogido el
tema de los adornos para el Análisis de Estilo.
Escuchando con detenimiento a John, sobre todo en solos y melodías, que
es cuando más se utilizan estos recursos, notamos que los adornos tienen
una importancia determinante en su ejecución, llegando casi a conformar
una característica de su estilo. Incluso para algunos oídos menos
acostumbrados a una ejecución algo “barroca”, el uso que hace Patitucci
de estos adornos podría llegar a sonar hasta abusivo, o exagerado.
Sin embargo, más allá de nuestros gustos personales, e incluso del tipo
de música que toquemos, debemos tener en cuenta que en la ejecución
melódica, la falta de adornos puede traducirse en una total
inexpresividad, por lo que inevitablemente deberemos usarlos si queremos
dar un carácter más vivo a nuestras melodías.
Y aún, antes de entrar de lleno en el tema, debemos aclarar que el uso
de los adornos requiere una técnica algo depurada. No es necesario que
seamos virtuosos ni que tengamos ningún talento especial para
utilizarlos, pero sí es necesario tener desarrollados los aspectos más
importantes de la técnica del instrumento.
Los adornos de los que
hablaremos son los siguientes, en orden de mayor importancia y menor
dificultad:
Vibrato
Glissando
Apoyatura inferior
Apoyatura superior
Trémolo
Aunque parezca extraño, este orden va de mayor a menor importancia, y al mismo tiempo, de menor a mayor dificultad. Sin embargo, pensándolo detenidamente, vemos que esto tiene su lógica, puesto que los adornos de más fácil ejecución son justamente los más habituales, los que estamos más acostumbrados a escuchar, y por tanto los más imprescindibles. Es posible que solo los ejecutantes más aventajados utilicen, por ejemplo, una apoyatura superior, pero en cambio, cualquiera de nivel medio utilizará el vibrato, o el glissando.
Vibrato: El vibrato, en realidad, no podría catalogarse como un adorno,
puesto que es más bien un recurso técnico de expresión. Es de tal
importancia, y de un uso tan extendido, que probablemente ni lo notemos,
ya que difícilmente escuchemos un intérprete que no lo utilice.
Se trata también de uno de los primeros recursos técnicos de expresión
que se aprenden, y es de importancia vital para que una melodía nos
suene expresiva.
Para ejemplificar, y
mostrar la diferencia entre una melodía tocada con o sin vibrato,
utilizaremos un fragmento de la melodía de un conocido estándar de jazz.
Para que no queden dudas en cuanto a la ejecución de este recurso, hemos
recurrido a un clip de vídeo que te servirá para entender mejor la forma
de realizarlo. Cada ejemplo irá asociado a un clip.
En el primer Clip
mostraremos el fragmento de la melodía que utilizaremos, tocado sin
ningún tipo de adorno, ni vibrato:
Aclaración: en el ejemplo escrito, las notas están una octava abajo de
la ejecución del vídeo, para facilitar la lectura. La tablatura está en
la tesitura real.
Clip 1 (melodía tocada sin vibrato)
Si bien podemos aplicar vibrato a cualquier nota, lo más usual es utilizarlo en las notas largas, sitio donde es prácticamente imprescindible. En la melodía que hemos tomado de ejemplo, aplicaremos vibrato en las notas largas, que están marcadas en la siguiente imagen:
Clip 2 (melodía tocada con vibrato)
En este ejemplo podemos apreciar este efecto, que aunque es más bien sutil, se percibe perfectamente. Para ejecutantes nóveles, la técnica puede resultar un tanto dificultosa, y probablemente no sea necesaria hasta que empecemos a tocar melodías o solos, pero una vez que avancemos en el instrumento hasta llegar a ese tipo de ejecuciones, una de las cosas más importantes para depurar la técnica será conocer y dominar este recurso que, como decíamos, es tal vez el más utilizado.
Glissando: utilizamos
el término “glissando” para definir un tipo de apoyatura concreto, que
podréis ver mejor y en detalle en el clip de vídeo.
El recurso consiste en no pisar directamente el traste de la nota que
debemos tocar, sino el anterior, pero avanzando el dedo inmediatamente
hacia el siguiente. Es importante que esto se haga con el mismo dedo,
para que el sonido sea el de un glissando, si lo hacemos con otro dedo,
estaremos tocando una apoyatura inferior.
El glissando es un efecto muy habitual en instrumentos de cuerda, y
puede tener diferentes rangos, en cuyo caso suele estar indicada la nota
desde la que parte el glissando hasta la que llega.
En nuestro caso, no será necesaria esta aclaración, porque siempre
estamos hablando de un glissando desde el traste inmediatamente anterior
al que debemos tocar.
Es decir, si tenemos que tocar, como en el ejemplo, la nota LA con el
dedo 1, apoyaremos en dedo 1 en el LA bemol (el traste anterior) y lo
adelantaremos inmediatamente hasta el LA.
Clip3 (melodía con glissando)
Apoyatura inferior:
este recurso también es relativamente usual, y no reviste una gran
dificultad. El procedimiento es muy similar al que hemos descrito para
el glissando, pero en vez de desplazar el mismo dedo, apoyamos otro. De
esta forma se produce un nuevo ataque, por lo que el sonido es diferente
que en el glissando.
El uso de este recurso, en ocasiones, nos puede obligar a un cambio de
digitación, con el tiempo, y una vez que nos hayamos a acostumbrado a
usarlo, veremos que de forma natural, tendemos a usar digitaciones que
nos permitan hacer apoyaturas.
Como siempre, debemos tener una actitud razonable hacia estos adornos, y
no empecinarnos en utilizarlos en aquellos pasajes donde técnicamente
representen una dificultad excesiva. Siempre será preferible una
ejecución limpia y segura, aunque tengamos que prescindir de algún
adorno.
Clip4 (melodía con apoyatura inferior)
Para describir los dos
adornos restantes, cambiaremos la melodía de ejemplo. Utilizaremos una
melodía del compositor ruso Sergei Prokofiev. Esta melodía corresponde a
la obra “Pedro y el Lobo”, obra didáctica en la que se enseña a
distinguir los diferentes instrumentos de la orquesta mediante melodías
que representan a los diferentes personajes. Esta es la melodía con la
que el autor describe al gato.
A continuación mostramos la partitura y la correspondiente tablatura,
sin ningún signo añadido. La ejecución en el clip de vídeo es sin ningún
tipo de adorno, ni vibrato.
Aclaración: en el ejemplo escrito, las notas están una octava abajo de
la ejecución del vídeo, para facilitar la lectura. La tablatura está en
la tesitura real.
Clip5 (melodía tocada sin ningún adorno)
Apoyatura superior:
este adorno es de ejecución un tanto más compleja, pero sin duda puede
llegar a dominarse con la correspondiente práctica. El procedimiento es
fácilmente imaginable conociendo la apoyatura inferior, en este caso,
realizamos el mismo proceso, pero no desde el traste anterior, sino
desde el posterior, es decir de adelante para atrás.
En el siguiente clip de vídeo, aparte a usarse apoyatura superior en los
sitos marcados, en la partitura, se incluye ya el vibrato, y alguna
apoyatura.
Clip6 (melodía con apoyaturas superiores y otros adornos)
Trémolo: y para el
final, uno de los adornos de más compleja ejecución, como todo, puede
conseguirse a base de práctica, el único secreto, pero para comenzar a
practicarlo es conveniente tener ya una técnica algo avanzada, y sobre
todo relajada y suelta, ya que requiere movimientos de los dedos muy
rápidos y ágiles.
El recurso consiste en hacer una breve apoyatura sobre la nota superior,
el trémolo suele ser de medio tono, o un tono entero, y en casos
excepcionales, de una tercera menor. El que hemos usado en nuestro
ejemplo es el de medio tono, el más habitual.
En este caso, tocaremos la nota en cuestión, y con otro dedo, haremos un
brevísimo martilleo sobre el traste inmediatamente superior (medio tono
arriba). La mejor explicación es el clip de vídeo.
Clip7 (melodía tocada con trémolo y otros adornos)
Finalmente, hemos querido incluir un último clip de esta melodía tocada ya no con el fin de mostrar ningún adorno en concreto, sino con un uso a discreción de todos ellos. Notemos que si bien los adornos son importantes, como siempre, es bueno no abusar de ellos, de forma que entorpezcan la comprensión de la melodía, sino para darle vida y movimiento en los sitios adecuados.
Clip8 (“El Gato”,
melodía de Prokofiev)
por Cristián Grüner
Artículo publicado en el número 11 de la revista Bajista. Los víeos y tablaturas son para bajo eléctrico, pero los conceptos técnicos pueden aplicarse a cualquier instrumento de cuerda.
REVISTA Bajista
NÚMERO 11
SECCIÓN: Análisis de Estilos
© Cristian Grüner
por cortesía de Ares Editorial
Título: “Los adornos: la vida de una melodía”
DESTACADO: “Utilizar bien los adornos y recursos de expresión puede dar un giro inesperado a las melodías y solos”.